Eventos

Susana Giménez - Madrina de la Fundación Favaloro

SDDRA con Constancio Vigil

Reencuentro y cena de las autoridades de la Sociedad de distribuidores de diarios, revistas y afines con Constancio Vigil.

Evento ITC

Luego del prestigioso evento de ITC, el cierre congregó a sus convocados en un almuerzo cordial, distendido y memorable.

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SDDRA con Puppi Zannetti

En representación de la Sociedad de distribuidores de diarios, revistas y afines, nuestras mayores autoridades, acompañaron a Puppi Zannetti en el clásico evento anual de la Fundación Puppi.

40º Aniversario de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines

Un discurso, Una historia, Una realidad.

Fragmentos del discurso pronunciado por Angel “Cholo” Peco, el 31 de octubre de 1985 durante la celebración del 40º Aniversario de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines.

Con una admirable visión, Angel “Cholo” Peco, dijo estas palabras dónde reseñó la historia de la Sociedad y trazó los ejes fundamentales de conducta y trabajo que guiaron y guiarán las acciones futuras de los herederos de los Recorridos.

Zita, Troilo y CholoEl tiempo es el relator sublime de la historia. Esa historia que fuimos formando con la mayor dedicación al emprender nuestras tareas, superando todos los obstáculos que sé fueron presentando en nuestro camino.
La historia de los "recorridos" nace a fines del siglo pasado, cuando comienza a efectuarse el transporte a caballos de los ejemplares de aquella época, hasta los lugares más apartados de la ciudad.
Nuestra historia, como la literatura, como el periodismo, tiene remoto origen. Pero también tiene una fecha en que el esfuerzo anónimo o invisible de quienes nos precedieron en esta brega, se organiza, adquiere tamaño, forma y volumen.
Nuestros primeros sueños de madurez, se domiciliaron en el paisaje de una vieja casona de la calle Garay 2624. Esas paredes, heridas por la mano del tiempo, bastaron para encuadrar una conciencia fraterna de nuestras necesidades y nuestros derechos, para agrupar las voces dispersas de muchos brazos consagrados a esta faena, en una sola voz, para transformar sus altos techos en abrigo de diálogo, y reuniones donde los hermanos periodistas aprendieron a conocer la verdad de la calle a través de nuestras palabras, de nuestro tanteo con el público.

  • Eramos las computadoras que entonces no funcionaban,
  • éramos los estudios de mercado que entonces no se hacían,
  • éramos un ojo abierto a las necesidades de cada lector,
  • los intérpretes de sus gustos y tendencias,
  • los consejeros invisibles que ratificaban o rectificaban
  • el rumbo de cada periódico en su esfuerzo por permanecer y perdurar.

Nuestra Entidad debe continuar creciendo, como crecemos nosotros mismos y como crece el país. Por eso mismo, en esta hora plena de satisfacción, y cuando la historia de cuarenta años coagula en tan hermosa realidad, el corazón debe latir para celebrar el futuro y no el pasado. En realidad la metafórica copa que alzamos no es un homenaje a las cuatro décadas que dejamos atrás, sino a las que tenemos por delante. En esas páginas futuras siempre asomará un pregón callejero y una hoja impresa que verterá un impulso, que multiplique nuestro esfuerzo y que nos enseñe -hoy como ayer- a avanzar. Precisamente porque ese es nuestro lema, nuestra Entidad marcha siempre al ritmo de los adelantos, y en pos de su constante perfeccionamiento.

Todos estos avances y beneficios que hoy podemos brindar, no ha sido fácil alcanzarlos. El gran mérito de estos logros radica en ser el resultado del esfuerzo de un grupo humano que se brindó desinteresadamente manteniendo un solo ideal: "Trabajar mancomunadamente en beneficio de la sociedad".

Impregnada de cierto lirismo, la historia de los "recorridos" podemos contarla en esta forma
"En el silencio de la noche nacen los diarios. Y en esa hora temprana, la voz de los camiones, ya comienza a zumbar en los oídos de las calles porteñas. Así, entonces, se inicia el reparto de los diarios, hasta los sitios más apartados de la ciudad y sus aledaños. Empiezan a volar los pájaros de la noche.

Tenemos grandes diarios y revistas que demandan esfuerzos titánicos para que puedan salir diariamente a la calle. Pero este esfuerzo sería inútil en su función, de no existir los "recorridos". Con un actualizado sistema de avanzada tecnología, los "recorridos", nos vemos obligados a trabajar codo con codo con las empresas editoras para tomar el pulso de la calle, es decir, el pulso del pueblo, que es en definitiva el destinatario anónimo de las publicaciones.

La nuestra es la historia de un vértigo de camiones rondando la ciudad, en una carrera empolvada de ansiedades y esperanzas, de poder llegar y alcanzar al "canilla" un espejo de tinta y papel, en los rincones más apartados de nuestros barrios. Los "recorridos" fueron, son y serán la causa que desarrolla la enorme circulación de diarios y revistas.

¿De qué valdría hacer un diario bien informado, si por demora en la puesta en destino de los ejemplares, esa información no llegase a su público en un lapso razonable?.
El milagro de parir un diario y encontrarlo minutos después en los rincones más apartados de la ciudad, es obra de los "recorridos", que nos constituimos en valiosísimos colaboradores del periodismo. Este engranaje, inventado por los argentinos, que el lector muchas veces ignora, es el factor preponderante que hace posible que su diario llegue a sus manos justamente en el momento que él lo espera.

Es así como se materializa el slogan de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines, que encuadrando el emblema de la Organización dice: Ayer, como hoy y como siempre, estaremos "al servicio de la distribución de las publicaciones en la argentina".

Revista 60° Aniversario

Palabras de JORGE LUIS BORGES
JORGE LUIS BORGESCon voz temblorosa comenzó a hablar, diciendo: “Señoras y señores: voy a contarles un cuento muy sencillo. Ustedes son el cuento; yo también mínimamente soy parte de este cuento. No es ninguna sorpresa. Todo es previsible, todo ha sido previsto y yo relataré sencillamente lo que ustedes ya conocen. Bueno, vamos a empezar por el personaje menos importante del cuento. Ese personaje es un hombre ciego que ha sufrido abrumadoramente cien años. Pero no siempre fue ciego. Cuando era chico tenía vista y pudo ver dos o tres cosas. En su casa había una gran enciclopedia y en esa enciclopedia un grabado con tigres de Siberia, de Bengala, detrás de unos cañaverales, rayados. El niño buscaba la letra T, buscaba el grabado del tigre y lo miraba ansiosamente, misteriosamente atraído por eso. Y en la biblioteca había un libro donde estaban las siete maravillas del mundo. Claro que siempre nos olvidamos de una. Uno de los grabados representaba el laberinto de Crets, no tal como quizá haya sido en verdad, sino como pudo soñarlo un dibujante. Había cipreses, había personas. Se veía un edificio muy alto y había pequeños intersticios y por ellos el niño pensaba que podía ver el Minotauro. En la casa había también un ropero hamburgués de caoba y con espejos que multiplicaban la imagen del niño, un poco aterrado ante esas imágenes que eran él, y además el mueble de caoba guardaba como recuerdo un espejo y creo que en latín se habla de speculum para significar imagen reflejada. Y bien, el niño miró esas cosas, miró el grabado del laberinto, miró la figura del tigre en el diccionario enciclopédico y también su triplicada imagen en el espejo.
Después perdió la vista… Y esto es parte de la fábula. Y se dedicó a soñar. Ahora como los sueños están hechos de recuerdos entretejidos, el niño sueña realmente con el tigre,  con el laberinto y con los espejos y dedica toda su vida a esos sueños y a ensayar variaciones de esos sueños y a decirlos con palabras. El hombre. El hombre que ya cumplió cien años, ve que su vida ha sido dedicada a dar con las palabras adecuadas para contar las tres sencillas fábulas que se entretejen con esos tres temas. Pero luego sucede algo, mejor dicho quizá está sucediendo algo.
Vamos a suponer un cuento fantástico, que llegamos al año 1979, uno de los tantos modos de computar el tiempo. Y el hombre vive en una ciudad de muchos artífices, grabadores, dibujantes, pintores; se los llama plásticos, creo, pintores, todos, todos ellos curiosamente buscan como punto de partida las páginas escritas por el hombre y le muestran esas imágenes en una galería por el sur, y entonces sucede algo mágico, o varias cosas mágicas. En primer término el hombre ciego no puede ver las imágenes, pero la belleza le llega directamente. Sentimos la belleza como sentimos la cercanía de la llanura, del mar, o de una mujer; se siente inmediatamente, y el hombre sabe que esas obras son bellas y al mismo tiempo sabe que se equivocaron. Porque él ha querido sin alardes hilvanar palabras para entretejerlas, para narrar esos sueños, cuyo origen fue una imagen. Entonces, en este momento, que puede ser éste o puede haber ocurrido hace 15 días, el hombre comprende que su destino no ha sido escribir palabras que serán olvidadas como todas las palabras, que su destino real para Dios, si es que Dios se toma el trabajo de existir, es el haber inspirado esas imágenes, el de haber sido estímulo de esas imágenes. Esas imágenes que nos rodean ahora servirán para que la obra del hombre, la obra del ciego de 100 años sea recordada, sea una especie de epígrafe de esas hermosas imágenes. Y yo quiero agradecerles a todos ustedes, especialmente a los artistas que están aquí, el haber sabido mejorar, ramificar mi pobre obra y haber hecho una obra de arte perdurable con mis vanas y olvidadas palabras. Muchisimas gracias”.
* 1979, durante la celebración de su cumpleaños número 80, que coincidió con el ciclo “Mes de las Letras”, donde el reconocido poeta venezolano, Juan Liscano, tuvo a su cargo brindar palabras en homenaje al maestro, en un auditorio que pocas veces mostró una conjunción de pueblo y artistas como esa noche.

Antonio Carrizo

Un casa de gran corazón para la cultura nacional
Antonio Carrizo"Hay una fotografía en las vidrieras de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines que es casi un testimonio de la iniciación de mi relación fraternal con los muchachos de la calle Belgrano. Es una fotografía en la que estamos recibiendo el premio "Recorrido Dorado" con Magnetto de Clarín. De ahí en adelante he tenido con cada uno de los integrantes de la casa una relación exquisita, empezando por el Cholo Peco, siguiendo con el Cholito (Angel Peco) y Carlos Taboada, en realidad con todos.
Debemos elogiar a la Sociedad por su tendencia a premiar actividades de excelencia a verdaderos profesionales en sus disciplinas. En lo que respecta a la calidad de los elegidos para sus premios, para sus homenajes, valga recordar que entre ellos han estado figuras de las más importantes que existen en la cultura, el periodismo, las ciencias y el deporte argentino, sin dejar de lado el premio a la amistad, una disciplina honrada y valorizada por los integrantes de la Casa.
De esas veladas no puedo olvidar los profundos y productivos diálogos que hemos tenido con los premiados y amigos de la casa. Recuerdo como si fuera ayer, un día en que estabamos con Jorge Luis Borges, Raúl Soldi y otros amigos, dónde nos enfrascamos en una exquisita conversación sobre la cultura y especialmente sobre la vida.
Son inolvidables las comidas que hacíamos los sábados al mediodía en la Sociedad, maravillosos encuentros dónde la sobremesa se nutría hablando del arte, la música y de la realidad de nuestros días.
Si debiera mostrar un icono del trabajo con respecto a la relación de la Sociedad con el pueblo, yo diría que el Mes del Tango que hacemos con Clarín, y que empezamos con la producción del periodista Luis Pedro Tony hace muchos años, se distingue entre todos.
La Sociedad nunca ha descuidado lo clásico, lo tradicional del Tango; pero nunca ha olvidado lo nuevo, lo que marca nuevas tendencias en el género. Algunas de las noches con Nelly Omar servirían como ejemplo.
En estos días, y con estas palabras, quiero dejar constancia de mi gratitud y de mi pertenencia - aunque sea espiritualmente - con la Sociedad, que es como una casa de gran corazón para todos los que la hemos sabido conocerla".
 

Ubicación SDDRA