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Nacimiento de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines

Cuando se hace el repaso de la historia de una organización como es la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines, no puede quedar afuera la difícil tarea gremial y los pasos que se dieron para lograr convertir a la entidad en lo que actualmente es.
Apertura de los pilares José Mariño y su equipo de trabajo en una de las tantas madrugadasPara reconstruir la línea histórica no se puede olvidar a quienes utilizaban la tracción a sangre como vehículo, y a quienes avanzaron en la modernidad con sus chatitas y camioncitos para cubrir las tareas de distribución de publicaciones a Capital Federal y al gran Buenos Aires.
Cuando todo comenzó, los canillitas debían ir a buscar las publicaciones a la puerta de las editoriales y armar los paquetes allí. Luego, ya constituido el gremio de la distribución, consiguieron autorización para utilizar la recova de Leandro N. Alem, que servía como refugio para amenguar el trabajo a la intemperie y sortear las dificultades del invierno y del verano, para ganarse el jornal.
Eran épocas difíciles donde la pelea diaria por el lugar de trabajo y por el trabajo mismo, eran moneda corriente como la lucha constante para que unos pocos no se quedaran con el sustento de las familias de muchos.
Todas estas vicisitudes y dificultades fueron superándose en 1945, cuando -a través del decreto 24.095 -Ley 12.921 y posteriores resoluciones- el Ministerio de Trabajo entregó la base normativa que rige la actividad de distribución y venta de diarios, revistas y afines.
Con las condiciones ideales para iniciar el camino y la decisión de un grupo de hombres que enfrentó la adversidad con guapeza y trabajo, el 30 de octubre de 1945 vio la luz la anhelada Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines.
En la determinación de cada hombre existen pasos y metas. Los pasos - difíciles por cierto- fueron cortos pero muy seguros y por ello es que una de las primeras acciones de los fundadores de la Sociedad fue la adquisición de un inmueble que fuera la sede societaria.
En principio, la idea era alquilar un lugar para lograr su adquisición. En esa búsqueda apareció la casa de la avenida Garay 2624, que se convirtió en "la vieja casona" que el gremio necesitaba.
Con el techo asegurado y resueltos a conquistar lo que querían, encabezados por Andrés Taboada, los distribuidores se lanzaron fieramente en la búsqueda de la personería gremial para la organización. Así, el 15 de marzo de 1947, les fue otorgada con el número 50, por la entonces Secretaría de Trabajo y Previsión. Hecho que se convirtió en un hito en la historia de la Sociedad.
Personería GremialA partir de entonces – con grandes esfuerzos - se desarrolló una nueva y prolífica era de realizaciones, se implementó un Plan de Acción que establecía distintas etapas, cuyo puntual cumplimiento, dio lugar a la compra, en 1967, de la actual sede de la Av. Belgrano 1728/32/36 y la propiedad anexa de Solís 453 – donde se construyó el actual edificio, que más tarde se cedida en comodato a la Fundación Favaloro -.
Para lograr ese avance, la Sociedad contó con la presencia activa de don Angel “Cholo” Peco, el esfuerzo mancomunado de todo el gremio y la desinteresada colaboración de empresas y amigos. Fue así que en el año 1970 se logra inaugurar la sede que se ensambla en la Av. Belgrano; con palabras del asesor Angel Peco, quien destaco: “Nuestro edificio debe crecer como crecemos nosotros mismos y crece el país. Por ser parte de la República, cada día y cada paso delante de ella significará un paso y un día adelante nuestro. Está prevista ya la construcción de nuevos pisos, símbolo físico de esa madurez de energías y de esfuerzos que nos han permitido partir de una humilde casona para llegar a este edificio. Por eso mismo, en estas horas plenas de satisfacciones, y cuando la historia de veinticinco años coagula en tan hermosa realidad, el corazón debe latir para celebrar el futuro y no el pasado”.
A partir de estas palabras y compartidas por todos los distribuidores, se instala el Centro de Cómputos, dotado de modernos equipos de computación que dieron inicio a la modificación integral de las tareas administrativas de los distribuidores, hasta lograr el grado de perfeccionamiento alcanzado en la actualidad.
Asimismo, otros avances que hacen al bienestar de los afiliados, se da comienzo a la realización de los ciclos culturales que, con los auspicios de las empresas editoras, se llevan a cabo con entrada libre y gratuita para el público en general, y que abarcan las más diversas expresiones de la cultura: exposiciones de artes plásticas, conciertos, conferencias, espectáculos infantiles, etcétera.

El “Recorrido” de hoy, es el “chasque” de ayer.

Camiones distribuyendoEn el silencio de la noche nacen los diarios. Y en esa hora temprana, la voz de los camiones ya comienza a zumbar en los oídos de las calles porteñas.

Así, entonces, se inicia el reparto de los diarios hasta los sitios más apartados de la ciudad y sus aledaños.

Empiezan a volar los pájaros de la noche.
Tenemos grandes diarios y revistas que demandan esfuerzos titánicos para que puedan salir diariamente a la calle.

Pero todo este esfuerzo sería inútil en su función de no existir los “Recorridos”.

Con un actualizado sistema y avanzada tecnología, los “Recorridos” nos vemos obligados a trabajar codo a codo con las Empresas Editoras para tomar el pulso de la calle, es decir, el pulso del pueblo, que es en definitiva el destinatario anónimo de las publicaciones.

La nuestra es la historia de un vértigo de camiones rondando la ciudad, en una carrera empolvada de ansiedades y esperanzas, para poder llegar y alcanzar al lector un espejo de tinta y papel, en los rincones más apartados de nuestros barrios.

Los “Recorridos” fueron, son y serán la causa que desarrolla la enorme circulación de los diarios y revistas.
De qué valdría hacer un diario bien informado si, por demoras en la puesta en destino de los ejemplares, esa información no llegase a su público en un lapso razonable.

El milagro de “parir” un diario y encontrarlo minutos después en los rincones más apartados de la ciudad no es obra de las empresas, sino de los “Recorridos”, que nos constituimos, así, en valiosísimos colaboradores del periodismo.

Este engranaje –inventado por los argentinos– que el lector muchas veces ignora, es el factor ponderable que hace posible que “su” diario llegue a sus manos justamente en el momento en que él lo espera... ¿o no?

Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines

NUCLEAMIENTO DE VOLUNTADES PARA LA DISTRIBUCION DE PUBLICACIONES EN LA ARGENTINA

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